¿Existe Dios?

Publicado en por Roberto Héctor Iglesias

 

1)     Millones de personas abiertamente declaran que no creen en Dios. Muchos, diciéndose creyentes, viven como si no hubiera Dios. Otros, aunque admiten la posible existencia de Dios, arguyen que no se ha manifestado a los hombres. Surge entonces, como pregunta fundamental, la siguiente: ¿Existe Dios?

Si observamos nuestro alrededor y contemplamos las cosas que existen no podemos menos que preguntarnos ¿de dónde proceden?

Cuanto más minuciosamente observamos la naturaleza tanto más nos maravillamos y teniendo en mente la Ley que dice que no hay efecto sin causa surge la pregunta: ¿Quién creó el universo? A ese ser desconocido, Creador del universo, es a quién llamamos Dios. Es un Ser dotado de gran poder. El significado que da la Biblia a la palabra de Dios es el de “el Poderoso”.

También, al estudiar detenidamente la naturaleza, comprobamos que se observa un orden maravilloso. El universo no es una gran colección de cosas, sin pies ni cabeza. Todo sirve a un propósito, todo forma parte un plan magistral.

¿Quién trazó este plan? Detrás de todo esto debe encontrarse un cerebro, alguien cuyo tremendo intelecto lo planeó todo. Es imposible que creamos que todo se debe al “acaso”, debe existir un Dios, el Creador.

2)     Todo parece tan obvio, y sin embargo hay quienes no creen en Dios como por ejemplo, los ateos. Estos afirman que Dios no existe. ¿Cómo lo saben? Para que un hombre afirme que no existe Dios es porque él debe saberlo todo. Él debe saber que no hay un Dios, de otra manera no debiera afirmarlo.

El ateo asimismo prácticamente da la impresión de haber estado en todo el universo. De otra manera, ¿cómo puede asegurar que no existe Dios? Dios podría encontrarse en algún lugar del universo.

Es contradictorio decir que Dios no existe. Para asegurar tal cosa habría que conocerlo todo y haber estado en dondequiera en un mismo momento. En otras palabras afirmar que Dios no existe es querer asumir el papel de Dios. Es por esto que la Biblia llama a los ateos, necios. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1).

Obviamente es mucho más sensato decir: “No se si existe Dios”. Un agnóstico es aquel que no sabe. Él puede alegar que nadie puede saber. Pero ni tan siquiera esto puede probarse. Pienso que es un gran privilegio conocer a Dios.

Ciertas formas extremas de evolución inclinan a algunas personas a pensar que la Biblia está equivocada. Pero cualquier teoría de la evolución debe tener un punto de partida. ¿Quién formó los elementos básicos que “evolucionaron” hasta formar el complejo mundo que nos rodea? ¿Quién puso al mundo en marcha y lo mantiene en movimiento? La respuesta es que Dios creó y Él sustenta.

Supongamos que alguien nos dijera: existe una famosa composición musical denominada “El Mesías”. Este bello oratorio está compuesto de muchos movimientos y para su ejecución completa se requiere aproximadamente una hora y media de intervención de un coro. La gente le atribuía la composición a un gran músico: Andel. Ahora nos dicen que eso no es cierto. En realidad lo que sucedió fue lo siguiente: Un día un mono amaestrado entró a la iglesia y empezó a jugar con los registros del órgano. El estudiante anotó las notas que el simio tocaba mientras jugaba y más tarde publicó el resultado final, firmándolo con su nombre, Hendel.

Resulta más sencillo creer que una gran composición musical haya sido la obra de un animal, que creer que el maravilloso universo sea la obra de la casualidad sin el concurso de Dios.

Si Dios existe podemos plantearnos cuatro preguntas acerca de Él.

 

¿PUEDE Dios darse a conocer?

 

Hemos visto que la palabra Dios significa “el poderoso”. Nosotros, como hombres, podemos hablar unos con otros. Yo puedo explicarte lo que pienso. ¿Acaso no puede Dios hacer lo mismo? ¿Podría Dios crear seres que puedan hacer lo que Él no es capaz de hacer? En cualquier caso, ¿por qué haría tal cosa? ¿Qué fin perseguiría al crear la raza humana si no pudiera darse a conocer a ella?

Seguramente todo el que admite la existencia de Dios debe admitir que Dios puede darse a conocer a los hombres si así lo desea.

 

¿DEBE Dios darse a conocer?

 

Dios infundió en el hombre el sentido del bien y del mal. Dios mismo conoce la diferencia entre el bien y el mal y espera que el hombre obre bien y no mal. Ciertamente Él nos debe decir lo que ES bueno y lo que es malo. ¿Castigaría Dios, un Ser justo, al hombre que hiciera lo malo sin haberle revelado lo que ES malo?.

 

¿QUIERE Dios darse a conocer?

 

Resulta evidente que Dios PUEDE darse a conocer si así lo desea, pero, ¿por qué ha de querer darse a conocer? Por una razón, para que el hombre sepa lo que es bueno. Por otra, para que el hombre le conozca y le ame. Dios creó al hombre para mostrarle a éste su amor y su justicia.

 

¿SE HA dado Dios a conocer?

 

Si es así ¿CÓMO y en DÓNDE se dio a conocer? ¿Cómo es Dios? ¿Qué quiere Dios que yo haga? Estas son preguntas importantes.

Una respuesta a la primera es que Dios se dio a conocer en la Biblia. La Biblia sostiene que es la Palabra de Dios. Por supuesto muchos otros libros sostienen que proceden de Dios pero las afirmaciones no constituyen pruebas.

La Biblia es el libro que tiene posibilidades incomparablemente mayores que cualquier otro libro de ser la verdadera revelación de Dios. La Biblia es en realidad un libro único. Analicemos algunas de sus características:

1.- La unidad de la Biblia. Este libro consta de 66 libros diferentes, con un total aproximado de 40 autores. Algunos de ellos reyes, otros pastores, predicadores, campesinos o sacerdotes. Desde las primeras escrituras a las últimas probablemente transcurrieron mil quinientos años.

Imagínate que un libro en la actualidad tuviera capítulos escritos en el año 500 aC, partes redactadas en el año 1000 de nuestra era y muchas aproximadamente en los años 1200 a 1500. Después, tras un lapso de 400 años se escriben 27 capítulos más en la primera mitad del siglo veinte. Sería muy natural que a tal libro le faltara congruencia, unidad. No obstante, así fue escrita la Biblia y en sus 66 capítulos hay un solo tema: Cristo.

En el Antiguo Testamento se nos habla de su venida como Mesías, el Salvador. El en Nuevo Testamento su venida es ya una realidad. La Biblia muestra una maravillosa unidad.

2.- La historia universal es otra columna que apoya la Biblia. Por ejemplo, las excavaciones que se han hecho en las ruinas de antiguas ciudades han corroborado muchos de los asertos de la Biblia. Hay veces que algunos datos parecen divergir de los consignados en la Biblia, pero estudios posteriores han demostrado que después de todo, la Biblia tenía razón. Los hombres que no aman a Dios a menudo tratan de probar que la Biblia tiene equivocaciones pero tarde o temprano las objeciones de los hombres tienen que ser descartadas y las afirmaciones de la Biblia quedan en pie.

Para creer en la Biblia no es necesario esperar hasta que haya respuestas a todas nuestras preguntas. Siempre habrá dificultades y problemas pero el mensaje que contiene la Biblia invariablemente es verdadero.

Algunos objetan de la Biblia porque no quieren creer en la posibilidad de un milagro. Pero si Dios existe, ¿no es ponerle cortapisas a su poder el suponer que no pueda hacer lo que al hombre le es vedado? Esta posibilidad de hacer lo que al hombre le es imposible es a lo que denominamos milagro. Dios es un Ser Todopoderoso. Necesariamente, el libro que habla acerca de Dios debe relatar sus actos de poder. Los milagros no prueban que la Biblia sea falsa. Prueban que la Biblia realmente habla de Dios.

3.- Otra prueba de que la Biblia es el libro a través del cual Dios se ha revelado es el cumplimiento de las profecías. Muchos años antes de que Jesús naciera los siervos de Dios hablaron de su venida. Consignaron las promesas de Dios en libros y dijeron cuándo, dónde, y cómo habría de nacer el Mesías. Muchos detalles de profecías que se asentaron en el Antiguo Testamento se ven cumplidos en el Nuevo. ¿Cómo podían aquellos hombres haber penetrado en el futuro? Sólo Dios se lo podría revelar.

4.- Hay otra cosa acerca de la Biblia: Puede hacer que nos demos cuenta que somos pecadores. El Antiguo Testamento proclama la ley sagrada de Dios, tan sagrada que no ha habido hombre que pueda guardarla perfectamente. En el Nuevo Testamento se nos muestra la vida de un hombre perfecto, nuestro Señor Jesucristo. Si alguien considera que puede guardar la ley de Dios, que se ponga a considerar la perfección de Jesús. La Biblia marca ciertamente un nivel muy elevado. Esto es lo que Dios exige. Millones de personas, al leer la Biblia, se dan cuenta de su fracaso. Reflexionan en las demandas de Dios y se dan cuenta que están condenados.

5.- No podríamos sentir paz ni alegría si la Biblia nos dejara con este sentimiento de culpa. Esto es sólo el antecedente a un mensaje de alegría. La Biblia nos relata la historia de un Salvador. Esta historia es tan maravillosa que nada escrito en otro libro puede comparar con ella.

Cada religión le dice a los hombres lo que deben HACER. Solamente la Biblia nos dice que en cuanto a la salvación todo ha sido HECHO. Cristo sufrió el castigo de nuestro pecado.

Sin embargo, esto es solamente un aspecto. El plan de salvación de Dios es sumamente excelso, en extremo complejo y admirablemente hermoso para ser la obra de un hombre. Solamente Dios podía haberlo concebido. Esto también prueba que la Biblia procede de Dios.

6.- La Biblia cumple su misión. Millones de vidas han sido transformadas por el mensaje de Cristo. Ricos y pobres, religiosos y mundanos, paganos y agnósticos han encontrado en ella la paz de Cristo.

7.- Algunas personas rechazan la Biblia porque dicen que es demasiado anticuada. Desean algo nuevo y moderno. El mismo hecho de que la Biblia se tan antigua es muy importante. Dios la ha preservado a través de los siglos. Por supuesto, existen otros libros de épocas remotas, pero en el caso de la Biblia, ésta ha resistido al ataque de quienes han tratado de destruirla. Dios la ha resguardado para nosotros porque en ella se encierra su palabra.

8.- ¿Y qué de su actualidad? Si la Biblia fuera tan arcaica, si la ciencia hubiera comprobado que estaba plagada de errores, sin duda que nadie querría ya leerla, estaría desprestigiada. Pero sucede lo contrario. Ahora se imprime en tiradas mayores que nunca. Una parte de la Biblia, por lo menos, ha sido traducida a 1220 lenguas. Probablemente nueve décimas de la población mundial puede comprender alguno de estos lenguajes. Cada año se imprimen y distribuyen millones de porciones de la Biblia.

Sí, la Biblia es el libro más maravilloso que existe en el mundo. Es absolutamente único. Ningún otro libro se le puede comparar. No es posible aceptar que sea el producto del intelecto humano. Ella misma sostiene que es la Palabra de Dios. Dios ciertamente se da a conocer al hombre por medio de la Biblia.

 

VERDAD ES LO QUE DIOS DICE ACERCA DE ALGO.

 

¿Qué enseña la Biblia acerca de sí misma?

 

Hemos visto que la Biblia es el medio que Dios ha usado para revelarse a los hombres. Varias partes de la Biblia son una revelación directa de Dios a los que escribieron estos trozos. Por ejemplo la historia de la creación no habría podido conocerla el mismo Adán si Dios no se la hubiera confiado. Otras porciones de la Biblia son relatos de lo que el que la escribió vio o supo de terceras personas. Quienes escribieron esos hechos recibieron la inspiración divina para consignar ciertos incidentes de la historia y omitir otros ¿Por qué existe tal selección? El Espíritu Santo nos ha confiado en la Biblia precisamente lo que necesitamos y nada más, “Toda escritura es... útil” (2 Timoteo 3:16)

La Biblia sostiene que es inspirada por Dios.

 

El Antiguo Testamento

 

A menudo en el Antiguo Testamento, leemos: “Y Dios dijo” o “Dios hablo a Josué”. Estas frases y otras similares aparecen miles de veces en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Moisés asevera que Dios le habló: “ Lo llamó Dios de en medio de la zarza y le dijo ¡Moisés, Moisés!” (Éxodo 3:4)

“Y Jehová me dijo:” (Deuteronomio 1:42).

Los dieciséis profetas que escribieron el Antiguo Testamento desde Isaías a Malaquías aseguran que Dios hablo con ellos.

Y no solamente eso, Cristo enseño que el Antiguo Testamento fue inspirado por Dios.

La Ley: Mateo 5:18; Marcos 7:8.

Los profetas: Juan 6:45.

El conjunto de la Ley y los profetas: Lucas 16:29-31; Juan 17:17.

Los apóstoles creyeron que el Espíritu Santo había inspirado el Antiguo Testamento.

Pedro: “El Espíritu Santo habló antes por boca de David” (Hechos 1:16)

“Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”

 (2 Pedro 1:21)

Pablo: “Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías” (Hechos 28:25).

“Toda escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16).

 

El Nuevo Testamento

 

Cuando Cristo todavía estaba en la tierra prometió a sus discípulos que el Espíritu Santo vendría. Dijo: “Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo he dicho”

(Juan 14:26). Esto los capacitaría para escribir los Evangelios.

Jesús también dijo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”

(Juan 16:13). Esto los capacitaría para escribir las epístolas, que nos dan testimonio de la verdad completa.

Cristo también dijo “Y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13). Esta promesa se cumplió parcialmente, por lo menos Juan escribió el libro del Apocalipsis.

Vemos por lo tanto, que el Señor Jesús preparó a sus discípulos para escribir el Nuevo Testamento el cual sería inspirado, igualmente que el Antiguo.

Los que escribieron el Nuevo Testamento se dieron cuenta que eran guiados por el Espíritu Divino.

Pablo: “Dios nos ha revelado por su Espíritu” (1 Corintios 2:10)

“Lo que os escribo son mandamientos del Señor” (1 Corintios 14:37)

“Por revelación me fue declarado...” (Efesios 3:3,5)

“Pero el Espíritu dice claramente...” (1 Timoteo 4:1)

Juan: Ver Apocalipsis 1:1; 14:13; 19:9.

Tanto Pedro como Pablo sabían que el evangelio procedía de Dios

 (1 Pedro 1:12; Gálatas 1:12)

 

Todos estaban profundamente convencidos que el Antiguo Testamento había sido escrito por inspiración divina. El Espíritu les hizo comprender que el Nuevo Testamento estaba igualmente inspirado por Dios. A saber, los Evangelios están enlazados con las escrituras del Antiguo Testamento en 1 Corintios 15:3,4, se registran la muerte, sepultura y resurrección de Cristo “Conforme a las Escrituras”. En 1 Timoteo 5:18, Pablo cita del Deuteronomio y Lucas y les llama “la Escritura”. En 1 Pedro 1:25, Pedro llama al evangelio “la palabra del Señor” al igual que Isaías. Los apóstoles están vinculados a los profetas en 2 Pedro 3:2. y una vez más, las epístolas de Pablo están unidas a “las otras escrituras” en 2 Pedro 3:16.

Vemos así que todas las partes de las escrituras fueron inspiradas por Dios. Pero más aún cada palabra ha sido inspirada: “No con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu” (1 Corintios 2:13).

Existen, no obstante, limitaciones.

PERSONALIDAD DE LOS ESCRITORES. Aun cuando cada persona de las que contribuyeron a escribir la Biblia lo hacían por inspiración divina, la personalidad del escritor no fue destruida. Cada uno se expresa de manera que pone de relieve su individualidad y esto es muy evidente. Por ejemplo, el estilo de Jeremías, el profeta que lloraba, difiere por completo de los de Isaías o Ezequiel.

LOS LIBROS ORIGINALES. Estos desaparecieron hace años. En esto vemos la sabiduría de Dios tratando de evitar la veneración de esos manuscritos (comparar con 2 Reyes 18:4). Sin embargo, poseemos copias fieles en las que se puede garantizar un 99% de exactitud. Es cosa segura la autenticidad de los libros que componen la Biblia.

TRADUCCIONES. Por muchos motivos es imposible que haya una traducción perfecta. Sin embargo, las traducciones que tenemos son plenamente adecuadas y nos pueden servir como guía tanto para este mundo como el venidero.

En varias ocasiones los escritores los escritores del Nuevo Testamento hubieran querido escribir más pero el Espíritu Santo se los vedaba. Les permitía hasta cierto punto pero sin rebasarlo.

Por ejemplo, en el libro de Apocalipsis, Juan estaba a punto de escribir las voces que habían emitido los siete truenos pero una voz del cielo le dijo: “No las escribas” (Apocalipsis 10:4). El autor de la epístola a los Hebreos quería escribir acerca de Melquisedec (Hebreos 5:11) pero le fue prohibido. Judas quería escribir acerca de la salvación pero era necesario exhortar a los santos a contender ardientemente por la fe (Judas 3).

Vemos pues que tanto en lo escribieron como en lo no escribieron fueron dirigidos por el Espíritu de Dios.

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